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lunes, 16 de junio de 2014

Elevan el costo de importar en plena escalada de la inflación

ROBERTO DENIZ |  EL UNIVERSAL
lunes 16 de junio de 2014  08:14 AM
La economía registra la mayor inflación desde 1996 y la salida no luce cercana. En plena escalada de precios, con un aparato productivo estancado y una alta dependencia de las importaciones, el Gobierno nacional ha tomado unas medidas que encarecen el costo de traer productos al país.

Las cifras del Banco Central de Venezuela (BCV) indican que tanto en abril y mayo la inflación llegó a 5,7%. Al cierre de los primeros cinco meses del año el acumulado llega a 23%, el indicador más elevado para ese período desde hace 18 años.

Algunas de las decisiones del Gobierno nacional parecen anunciar una mayor presión en los precios. El pasado 10 de junio el Seniat informó a los gerentes de aduana que la "base imponible" con la que se calcularía el impuesto de las importaciones sería calculada al mismo tipo de cambio con que se adquiera la mercancía.

Es decir, al 6,30 bolívares por dólar se le sumarán la tasa del Sistema Complementario de Administración de Divisas (Sicad) I, que es de 10 bolívares por dólar, y la del Sicad II, que ronda los 50 bolívares por dólar, lo que supone alzas de 58,7% y casi 700%, según el caso.

Esto supone que una importación de rubros prioritarios (alimentos o medicinas) valorada en 100 mil dólares tendrá una "base imponible" de 630 mil bolívares. Pero en rubros importados a la tasa del Sicad I o del Sicad II la "base imponible" a partir de la cual se calculará el arancel de importación será de 1 millón de bolívares y de 5 millones de bolívares, respectivamente.

La medida del Seniat coincide con otra política del Ejecutivo nacional. En los últimos meses ha movido al Sicad I a sectores como el de los repuestos, el material de ensamblaje para vehículos, resinas plásticas o químicos, entre otros, que hasta hace poco se nutrían del 6,30 bolívares por dólar.

Incluso, el pasado sábado Rafael Ramírez, vicepresidente del Área Económica, anunció que hay la necesidad de "converger a un nuevo sistema cambiario en el corto plazo".

Efecto en los precios

La reacción entre los empresarios coincide: habrá un efecto en los precios y presionará más las estructuras de costos si no se permite trasladar ese impacto al precio final.

"Va a incrementar los costos de importación y creará un efecto en los precios", afirmó la semana pasada Eduardo Garmendia, presidente de la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria).

Fuentes ligadas al puerto de Puerto Cabello indican que el impacto de la medida del Seniat es tal que algunos importadores han dejado "varada" la mercancía en el puerto a la espera de un cambio por parte de las autoridades. "Las cargas están en puerto en espera de instrucciones oficiales y eso va a ocasionar costos adicionales por almacenamiento o el alquiler de contenedores", dijo una fuente vinculada al principal puerto del país.

Desde la Cámara de Industriales de Carabobo solicitaron una reconsideración de la medida al Seniat y pidieron un plazo de 60 días para que los importadores puedan adecuarse a la decisión y calcular la estructura de costos de sus próximas importaciones.

El Seniat, en cambio, defendió la medida porque permitirá "obtener los recursos necesarios para atender las necesidades en pro del bienestar socioeconómico del pueblo venezolano".

Más presión

Pero la presión a los precios no termina allí. Desde varios sectores se le ha pedido al Ejecutivo nacional ajustar los precios de productos que acumulan meses sin variación. Alimentos, bienes de cuidado personal y aseo del hogar, así como medicamentos figuran en ese lista.

Este año la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socio Económicos (Sundde) ha permitido ajustes en algunos alimentos, el agua embotellada o el papel higiénico, pero en productos como la pasta hay un rezago de más de 30 meses y en un tercio de los 6 mil medicamentos que se comercializan en el país el desfase se remonta a 2003, último año en que se permitió el ajuste.

El retraso en los ajustes de precios se ha traducido en una elevada escasez de esos productos. Las propias cifras del BCV indican que este año la escasez general ha rondado el 30%.

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